Ya se ha dicho todo de él, aquí y en el exterior. Se fue hace pocos días dejándonos las imágenes de su impactante Eternauta, obra maestra de la historieta mundial, creado junto a su compañero y guionista Germán Oesterheld (perseguido y desaparecido en época de la dictadura). Dos máximos referentes de la historieta mundial.
Solano pudo eludir a los asesinos que tomaron el poder en 1976 y tuvo la entereza de seguir trabajando desde Europa. Hablaba poco, quizás llevando el sufrimiento de los desterrados, quizás encerrado en su mundo fantástico de tantos personajes que hablaban a través de su triste mirada. Modesto y generoso como tantos grandes. No olvidaré la amplitud de esa generosidad cuando hace unos pocos años le hablé de un coleccionista italiano y estudioso de su obra que estando de visita en la Argentina quería conocerlo. Con toda amabilidad nos recibió en su casa y le habló apasionadamente de sus trabajos, respondió detalladamente todas las preguntas y habló cordialmente de su vida en Roma.
Así era, así lo recuerdo y sumo a esta modesta anécdota personal todo el aprecio de sus colegas y el respeto que se ganó merecidamente. Nos queda la satisfacción de haberlo visto feliz en todos los homenajes que recibió en sus últimos meses de vida, cuando sin imaginarlo entraba a la última página de su vida. Eterna…eternamente.
Solano López junto a la imagen del Eternauta (Telam)
En la foto con Solano López durante una reunión en el Museo de la Caricatura, junto a otro grande de la historieta ya fallecido: Alberto Salinas.
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