lunes, 21 de abril de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA (VI)



La historia de este antepasado de la familia es muy breve y fragmentada. Fue también dificultoso reunir datos precisos. Sabemos que integró la expedición de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, con quien mantuvo una gran amistad. "Para Cabeza de Vaca no hay nada mejor que un Cabeza de Culo" habría dicho el español al conocerlo. Y es así que desembarcaron en las tierras desconocidas del sur de Brasil e iniciaron una marcha llena de aventuras. Recorriendo el Río Iguazú vivieron momentos difíciles cuando fueron atacados por los comechingones. Allí nuestro heroico antepasado cayó prisionero y por su singular aspecto fue tratado como un dios. Algunos cronistas relatan que luego fue entronizado como cacique con el nombre de Orto Salvaje. Cuando quiso fundar la tribu de los ortochingones se produjo una rebelión y tuvo que huir antes de que lo empalaran como a Caupolicán. Por suerte llegó a unirse nuevamente a Cabeza de Vaca y siguieron la marcha hacia el sur. Al poco tiempo descubrieron las cataratas del Iguazú y quedaron fascinados. Nuestro antepasado lanzó una estrepitosa exclamación frente a la gigantesca cascada, que fue como un estallido flatulento saliendo de su boca. "¡Diablos qué garganta!" dijo Cabeza de Vaca. Desde ese día el famoso salto lleva el nombre de Garganta del Diablo. La placa que puso nuestro tatarabuelo se la afanaron durante la Guerra del Paraguay.
Pero imprevistamente surgieron algunas diferencias entre las dos cabezas de la expedición. Algunos proponían seguir el curso del río para descubrir otras cataratas, mi antepasado, un visionario, quería poner un kiosco. Se armó una gran batahola que derivó en una lucha intestina donde mi antepasado perdió parte del intestino grueso, lo que le cambió la voz y quizás por ello autoridad. Es de destacar que Ulrich Schmidel en sus notas lo menciona muy bien relacionado con las mujeres de algunas tribus de la mesopotamia, y hasta dice que fue el fundador de la pequeña tribu de los cavernículos.
No hay muchos datos sobre sus últimos días. Un cronista anónimo destaca que tuvo una fuerte discusión con Cabeza de Vaca sobre el camino a seguir. La tropa amenazaba rebelarse, finalmente mi antepasado quiso imponerse y dijo con energía: "Elijan ustedes: Cabeza de Vaca o Cabeza de Culo". Y lo dejaron solo. Entonces comenzó lo que algunos llamaron la única expedición de un solo hombre y que nunca descubrió nada. Una proeza humana. Una gesta que enorgullece a la familia. Y allí lo vieron partir internándose en la selva hacia el Mato Grosso. Lamentablemente ingresó al territorio de los temibles reducidores de cabezas.
La última referencia que se tiene de él, gracias a recientes investigaciones de la National Geographic, es que se lo vio colgado del collar de un cacique. Una imagen conmovedora, un gracioso culito de diez centímetros agitándose al ritmo de los tambores. Un final inmerecido. Hoy la familia lo recuerda con respeto.
El tío Pedro patentó una réplica de ese collar y piensa fabricarlo para venderlo en la feria de artesanos de Plaza Francia.
En el grabado de la izquierda, perteneciente a Ulrich Schmidel, vemos a nuestro antepasado luchando heroicamente contra los comechingones.
A la derecha una imagen de la época que documenta el histórico momento en que nuestro antepasado inicia su expedición unipersonal.