martes, 16 de diciembre de 2008

PARA MASSERA QUE LA MIRA POR PC


Hasta el 21 de diciembre en el predio de la ex ESMA (Libertador 8465) se exhiben trabajos publicados entre 1976 y 1983 en su mayoría en la revista Humor.

domingo, 27 de julio de 2008

EN DEFENSA PROPIA


Modesta contribución para desalentar la intrusión abusiva, vía email, que últimamente se ha convertido en una modalidad contagiosa, practicada intensamente por verdaderos cultores de la "alpedofilia".

lunes, 21 de abril de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA (VI)



La historia de este antepasado de la familia es muy breve y fragmentada. Fue también dificultoso reunir datos precisos. Sabemos que integró la expedición de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, con quien mantuvo una gran amistad. "Para Cabeza de Vaca no hay nada mejor que un Cabeza de Culo" habría dicho el español al conocerlo. Y es así que desembarcaron en las tierras desconocidas del sur de Brasil e iniciaron una marcha llena de aventuras. Recorriendo el Río Iguazú vivieron momentos difíciles cuando fueron atacados por los comechingones. Allí nuestro heroico antepasado cayó prisionero y por su singular aspecto fue tratado como un dios. Algunos cronistas relatan que luego fue entronizado como cacique con el nombre de Orto Salvaje. Cuando quiso fundar la tribu de los ortochingones se produjo una rebelión y tuvo que huir antes de que lo empalaran como a Caupolicán. Por suerte llegó a unirse nuevamente a Cabeza de Vaca y siguieron la marcha hacia el sur. Al poco tiempo descubrieron las cataratas del Iguazú y quedaron fascinados. Nuestro antepasado lanzó una estrepitosa exclamación frente a la gigantesca cascada, que fue como un estallido flatulento saliendo de su boca. "¡Diablos qué garganta!" dijo Cabeza de Vaca. Desde ese día el famoso salto lleva el nombre de Garganta del Diablo. La placa que puso nuestro tatarabuelo se la afanaron durante la Guerra del Paraguay.
Pero imprevistamente surgieron algunas diferencias entre las dos cabezas de la expedición. Algunos proponían seguir el curso del río para descubrir otras cataratas, mi antepasado, un visionario, quería poner un kiosco. Se armó una gran batahola que derivó en una lucha intestina donde mi antepasado perdió parte del intestino grueso, lo que le cambió la voz y quizás por ello autoridad. Es de destacar que Ulrich Schmidel en sus notas lo menciona muy bien relacionado con las mujeres de algunas tribus de la mesopotamia, y hasta dice que fue el fundador de la pequeña tribu de los cavernículos.
No hay muchos datos sobre sus últimos días. Un cronista anónimo destaca que tuvo una fuerte discusión con Cabeza de Vaca sobre el camino a seguir. La tropa amenazaba rebelarse, finalmente mi antepasado quiso imponerse y dijo con energía: "Elijan ustedes: Cabeza de Vaca o Cabeza de Culo". Y lo dejaron solo. Entonces comenzó lo que algunos llamaron la única expedición de un solo hombre y que nunca descubrió nada. Una proeza humana. Una gesta que enorgullece a la familia. Y allí lo vieron partir internándose en la selva hacia el Mato Grosso. Lamentablemente ingresó al territorio de los temibles reducidores de cabezas.
La última referencia que se tiene de él, gracias a recientes investigaciones de la National Geographic, es que se lo vio colgado del collar de un cacique. Una imagen conmovedora, un gracioso culito de diez centímetros agitándose al ritmo de los tambores. Un final inmerecido. Hoy la familia lo recuerda con respeto.
El tío Pedro patentó una réplica de ese collar y piensa fabricarlo para venderlo en la feria de artesanos de Plaza Francia.
En el grabado de la izquierda, perteneciente a Ulrich Schmidel, vemos a nuestro antepasado luchando heroicamente contra los comechingones.
A la derecha una imagen de la época que documenta el histórico momento en que nuestro antepasado inicia su expedición unipersonal.

martes, 18 de marzo de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA (V)



Se está haciendo difícil la tarea de investigación. Reunir datos de nuestro tatarabuelo fue agotador. Nos rompimos la vista. Lamentablemente los historiadores nos han discriminado, lo que nos lleva a pensar que hoy los trastes que interesan son los que pasan por la televisión. Los investigadores ignoran los importantes hechos que generaron los miembros de nuestra familia.
Consultado Félix Luna nos respondió amablemente que no investiga boludeces, por lo tanto debimos acudir al Archivo Histórico. Es allí donde descubrimos que nuestro tatarabuelo Analfio vivió en la época del virreinato. ¡Un orgullo! Cartas de aquellos años mencionan su actuación durante las invasiones inglesas, destacando sus contundentes escupidas lanzadas desde las terrazas de San Telmo. En su juventud fue encendedor de faroles. El franciscano Loyola en sus memorias relata un episodio que vivió nuestro tatarabuelo a fines de 1810. Era una noche muy oscura, Cornelio Saavedra había bajado a comprar cigarrillos al kiosco que estaba al lado del Cabildo. No veía nada y pisó una bosta de buey, que le arruinó las calzas blancas que tanto le envidiaba Belgrano.
Enseguida empezó a gritar y putear contra el encargado de los faroles. Y ahí lo vio al tatarabuelo durmiendo y todos lo faroles sin encender. Se calentó tanto que de un patadón en el traste que tenía más cerca lo mandó al viejo al Río de la Plata. Por suerte justo pasaba por allí un sobrino que iba a hacer el turno de 22 a 6 a la jabonería de Vieytes, y reconoció a la luz de la luna una cara familiar. Lo rescató y pudo salvarle la vida haciéndole respiración culo a culo.
Analfio no se desanimó, y al otro día, todavía largando agua, fue a ver a Mariano Moreno, quien le había prometido un trabajo importante. Efectivamente, las crónicas lo ubican en esa época bajando higos en la quinta de Moreno.
Años más tarde Mariquita Sánchez de Thompson lo contrató como servilletero móvil. Fue notable su desempeño en esas pintorescas tertulias. Cargaba como 50 servilletas entre sus cachetes. Un lujo para las damas de la época, ávidas de modernismo y erotismo. En esa casona de la calle Florida conoció al general Urquiza, quien se acercó a dialogar con nuestro tatarabuelo atraído por sus rasgos fisonómicos. Le preguntó si era oriundo de la Loma del Orto. Urquiza estaba en esos días buscando el famoso tesoro de Sobremonte y tenía datos de que había sido enterrado en la Loma del Orto. Ahí comenzó una amistad que duró años, donde se ganó la confianza del entrerriano quien lo nombró su asistente.
El tatarabuelo estuvo muchas veces en el Palacio San José almorzando con Urquiza, quien lo sentaba a su mesa. Esto fue hasta el día del eructo estruendoso que arruinó la alfombra inglesa con una salva de guiso de mondongo. Desde entonces el viejo quedó privado de las veladas familiares y hasta fue amenazado de ser entregado a las hordas de su enemigo acérrimo el General Susvin. No obstante siguió hasta la vejez sirviendo a las tropas de Urquiza; primero en la retaguardia y luego como corneta. El toque de diana le salía una maravilla, sobre todo luego del guiso de porotos. Dicen que recordaba siempre una batalla donde de un sablazo casi le parten la cabeza en dos, justo por la raya. Su última participación fue en el asedio a las tropas de Rosas. Urquiza lo envió a parlamentar con el caudillo, llevándole el texto de la rendición, que eran como diez páginas. "No firmo nada, métase la rendición en el orto" dicen que gritó Rosas. El tatarabuelo que tenía entonces como 90 años y respetuoso de las jerarquías, puso la cara y obedeció la orden.
Lo sacaron en camilla, atragantado y sin aire. Murió con todos los olores cuando vomitaba la página ocho. Un retrete de la campaña al desierto llevó su nombre.
Nuestra familia lo recuerda con orgullo. Sus cenizas llegaron a manos de la bisabuela hace varios años como herencia de la gloriosa estirpe de nuestro antepasado.
Yo recuerdo el día que la abuela Eugenia, en un respetuoso acto, rodeada por el resto de la familia arrojó las cenizas al inodoro y transformó la urna en el lujoso costurero que necesitaba.
Hasta hace poco tiempo guardábamos religiosamente su impecable uniforme. Era el orgullo de la familia. Un objeto de veneración como se merecen todos los héroes. El abuelo Esculapio siempre soñaba que ese uniforme era usado gallardamente por alguien de la familia. El año pasado se lo habían prestado a un primo que lo usó en una comparsa de Gualeguaychú. Finalmente la tía Mirta quiso cumplir respetuosamente los sueños del abuelo y con el uniforme le hizo un saquito al perro de la familia.
La foto de la izquierda reproduce un óleo poco conocido del pintor Cándido López, donde aparece el tatarabuelo Analfio. El cuadro, que se encuentra en el Colegio de Proctólogos, no fue firmado por el autor para evitar ser catalogado como un cultor del erotismo. En la década del 50 la bisabuela dio la autorización para que sea usado en la publicidad de un laxante.
En la otra foto aparece el Culy luciendo con orgullo lo que quedó del precioso legado del tatarabuelo. Dicen que los perros se parecen a sus dueños. Es increíble la transformación que tuvo este animal para lograr parecerse a nuestra familia.

viernes, 15 de febrero de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA (IV)



Y llegó el turno de hablar de la persona más exquisita de la familia: la tía Inés.
Supo sobrellevar con dignidad la adversidad genética de la familia y trató de dar siempre a su rostro un atractivo singular. Su sensualidad estallaba hasta cuando escupía los carozos de las aceitunas. De niña sufrió mucho por el acné. Algunos decían que la causa eran los perros que le lamían la cara. Gracias a su fortaleza superó ese problema, pero ya en la adolescencia se acomplejó por el crecimiento del vello y para colmo su drama aumentaba cuando recordaba los consejos de la abuela: "No salgas con pendejos". Dicen que rechazó el ofrecimiento de un circo para dejárselo crecer y actuar como la mujer barbuda. Estuvo a punto de ser contratada para hacer un aviso de televisión de una marca de talco para bebés (Culitos frescos) pero para la escena final de un beso en primer plano le exigían que se opere de hemorroides. Sus compañeros de infancia le recuerdan hasta hoy las veces que les amargó los cumpleaños, cuando se abalanzaba a soplar las velitas y arruinaba las tortas con diarrea. Y otros dicen que cuando les contaba algún secreto al oído, también les pasaba algo de la comida del día anterior. Ninguno olvida el viaje de egresados cuando por un ataque interminable de tos hizo desastres en el micro, y cuando se les terminó el desodorante de ambientes tuvieron que obligarla a viajar en el baúl de equipajes. Llegando a Bariloche les hicieron una multa por emanación de gases.
En esa época estudió música y pudo egresar como concertista de flauta. Hacía maravillas una vez que se introducía el instrumento en la boca. Era un gran placer para ella, sobre todo cuando estaba estreñida.
Sin dudas vivió episodios en su vida que la sensibilizaron. Hoy también llora recordando la visita del Papa. Cuenta que en la misa multitudinaria en Palermo el Santo Padre estuvo como 15 minutos acariciándole la cara y la cabeza y la emoción de la tía llegó casi al orgasmo cuando le introdujo la hostia en sus labios sensuales.
La abuela nos cuenta que la veía muy enamorada de un primo lejano que vivía en Madrid, con quien se carteaba, era el famoso torero Manojete. Pero la tía Inés nunca dijo nada. Solamente confesó que había salido unos meses con un magnate griego que quería llevarla a vivir a una isla de su propiedad llamada Mykulos. Sabemos que recientemente conoció a un hombre de su edad en un chat. Ella le había enviado una foto algo retocada. Cuando se encontraron el tipo salió corriendo puteando al Messenger y al Photoshop. No aceptó las explicaciones de la tía que le decía que su aspecto era consecuencia de una mala praxis en un trasplante.
Siempre cuidó su silueta. No era de comer mucho. Con el desayuno nunca faltaba su enema de jugo de naranja. Su imagen plena de erotismo comenzó a llamar la atención; entonces ella aprovechó el momento y fue a una agencia de modelos. Al cumplir veinte años ya se destacaba en las pasarelas con su andar desbordante de sensualidad. Cuando Giordano decía: "Moviendo las cabezas..." ¡Ah... ese culo era un show!. Fue insistentemente requerida para lucir ropa interior. Muy útil su presencia porque mostraba dos calzones a la vez. Su andar recordaba la plasticidad de la más variada fauna: desde las plateas le gritaban "pantera, gacela, cisne, mono culo pelado..." Podemos decir que llegó rápidamente a la fama. Fue tapa en dos oportunidades de la revista Culos edición española. Por una de esas tapas donde se leía el título "La modelo Inés da la cara" la tía presentó una demanda porque decía que esas palabras sugerían que se entregaba a la prostitución. Pero le jugó en contra un reportaje donde ella había afirmado que todo su dinero lo había ganado con el sudor de su frente.
Fueron años de éxito. Luego llegó el declive. Empezó a engordar y se le caían los cachetes. La cirugía estética para ella fue fatal. Se aplicó botox y no quedó bien. Para comer un grisín debía untarlo con vaselina. Hablaba usando palabras con la letra "o" porque si pronunciaba otras vocales le producía dolor y cada diálogo terminaba con un supositorio analgésico. Con portaligas logró sujetar en parte la papada. Pero tuvo que abandonar su carrera. Buscó entonces otros trabajos. Le fue muy bien leyendo el futuro en la borra de la colitis. ¡Te agarraba la pelela y no fallaba!
Luego el tío Miguel le avisó de una vacante en una fábrica de supositorios y se tiró de culo. Se desempeño muy bien en el puesto de control de calidad. ¡Se llenaba la boca hablando de su trabajo!
Pero renunció al poco tiempo porque se perdía la novela de la tarde. Era fanática de Luisa Kuliok y muy sensible a los dramas lacrimógenos de la protagonista. Tanto que muchas veces después del culebrón se iba a dormir y en vez de crema en la cara se ponía pañales para adultos. Era muy abierta a los sentimientos, dicen que por culpa de sus amiguitas que en la niñez la usaban para jugar a la alcancía.
Años más tarde, tuvo un accidente casi fatal con la moto. La tía nunca pudo conseguir un casco adecuado. Le habían sugerido ponerse un inodoro pero no resultó. El choque fue tremendo. Sufrió una conmoción anal con pérdida de masa intestinal, con el agravante de una hemorragia fecal (valga el término) lo que llevó a decir acertadamente a los primeros testigos que se había hecho mierda.
Voluntariosa como siempre, la tía Inés no se entregó y volvió a dedicarse a ejecutar la flauta. Fue una etapa mística, dedicada a la música sacra. ¡Había que oír las melodías lastimosas que salían de su interior!. El arte musical en la excreción máxima de sus entrañas. Dio algunos conciertos en la Sociedad de Estreñidos y en el Centro de Proctólogos. Recibía muchos aplausos, sobre todo con una composición suya: "Variaciones digestivas en re menor" donde se lucía en el segundo movimiento "Andante con flato". Y no podemos olvidar su único tema grabado: "Eructo patético" con un final estruendoso que mostraba la fuerza de sus vísceras.
Pero todo terminó inesperadamente cuando de pura golosa nomás se tragó la flauta dulce. Debieron operarla. Fue muy grave la situación, pero la operación un éxito, según expuso en la conferencia de prensa el jefe de cirujanos exhibiendo el instrumento. Lamentablemente se debió recurrir simultáneamente a una traqueotomía y a una extirpación de recto que derivó en la colocación de un ano contra natura.
Ese día, podemos decir que se cerró su alegría y hoy todavía no sabemos dónde encontrarle la sonrisa. Hace poco descubrimos que los gases se los tira en bolsitas. Entonces para levantarle el ánimo y hacerla sentirse útil este fin de año le pedimos unos cuarenta de distintos colores para adornar el arbolito.
En la imagen de la izquierda vemos la famosa tapa de la revista Culos y en la otra a la tía Inés ensayando antes de dar un concierto.

viernes, 25 de enero de 2008

¡CADA DÍA SOMOS MÁS!



Así es. No estamos solos. La temática se impone. Ahora es el gran maestro Caloi, un observador incisivo de la realidad nacional, que ha detectado esta modalidad cultural de nuestra época. Con su indiscutible talento dejó documentada esta tendencia "culomaníaca" de nuestra sociedad en la revista Viva del 20 de enero pasado. Aquí está su testimonio. Bienvenido maestro y gracias por interpretar el ánimo de los argentinos.
Nos congratulamos y lo incorporamos jubilosamente a nuestras filas, haciendo que esta onda crezca en calidad. Repetimos: Cada día somos más. Estamos como el traste pero vamos bien.

domingo, 20 de enero de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA (III)



Ahora llegó el momento de contar la historia del tío Miguel. Una vida casi novelesca. Por su rostro curtido pasaron muchos rollos de papel higiénico, La Razón 5ta y trapos viejos. Llegó como inmigrante en la peor época del país. Había nacido el día de San Jacinto en Europa y traía bien afirmada la cultura del trabajo. Fue polifacético en sus actividades, aunque siempre con su misma cara de traste. Pero también pasó duros momentos de discriminación y se amargó mucho, sobre todo cuando en el pasaporte, como señas particulares le endilgaron el lacerante "cara de culo". Acomplejado por esta y otras situaciones, la primera comunión la hizo luciendo un pasamontañas blanco con puntillas. La hostia la recibió por correo. El abuelo Esculapio contaba que lo del ocultamiento del rostro se debía a que si se tenía en cuenta esa parte de las escrituras que hablaba de la creación "a imagen y semejanza" podía provocar una crisis en el Vaticano.
Su primer trabajo fue como vendedor ambulante de supositorios, fijando finalmente su puesto frente a la cancha de Nueva Chicago. Lamentablemente fue un fracaso. Sus supositorios no servían para calmar la fiebre de los hinchas y menos para arrojarlos al referee. No podía comprender cómo un producto tan fácil de colocar tuviera tan poca salida. Muchas veces se tuvo que tragar el excedente que quedaba sin vender. Eso era muy doloroso para él, y cuando ya estaba por caer en la adicción dejó el laburo.
Más tarde vendió globos en la puerta de un colegio. Globos con formas muy novedosas que él mismo inflaba con su boca. Pero todo se terminó el día que, dentro de un aula, se reventó uno con forma de conejito y tuvieron que evacuar el aula y suspender las clases por varias horas. Ese día casi le rompen el traste a patadas.
La tarea de inflar los globos le había provocado una gran inflamación en la garganta. Pero tuvo suerte porque cuando se estaba haciendo unas gárgaras en la calle lo contrataron para hacer de fuente musical en la plaza. Indudablemente no era lo suyo. Al cabo de seis meses renunció porque le empezaron a tirar monedas y algunos más atrevidos le mandaban los veinte centavos en la ranura. Se le hizo insalubre y difícil, sobre todo porque la música del Cascanueces no le salía muy bien y la obra social no le reconocía las paspaduras. Pero esa experiencia le sirvió para que fuera tentado para hacer una pasantía en la NASA e incluirlo como objeto de observación de una comisión que investigaba la aparición de un nuevo agujero negro. Terminantemente rechazó la oferta porque no le atraía viajar al culo del mundo; además pensando a lo que se exponía, se le fruncía el entrecejo.
Vivió mucho tiempo en la zona del Abasto y fue amigo de Gardel. Esto lo llenaba de orgullo. Recorrió muchos bodegones acompañando al zorzal. Aunque no cantaba se las arreglaba muy bien silbando. En realidad intentó cantar, pero la crítica empezó a llamarlo "garganta con diarrea". Entonces prefirió esmerarse con el silbido. Dicen que de sus labios salían maravillas. Silbaba el tango como ninguno. Le daba a sus temas ese aire de bajo fondo a la derecha, bien de fango, bien de excusado, como le decían sus amigos del café. Un día con el diagnóstico de una posible hepatitis, con dos compases de La Cumparsita le bastó para llenar el frasco del análisis y salir para el hospital. Un grande el tío Miguel. Gardel lo respetaba mucho. Cuenta la abuela Eugenia que fue Carlitos quien le enseñó a sonreír. Un día le dijo: Mirá pibe, vos para salir bien en las fotos no digas whisky, tenés que decir Higienol". Desde ese día sale siempre con la sonrisa de Carlitos. Aunque algunos incrédulos dicen que es la sonrisa de Carlitos Tévez.
Lo último que hizo antes de jubilarse fue jugar al fútbol. Tenía una gambeta maravillosa y con sus famosas chilenas confundía a sus rivales. Le decían la "saeta marrón". Se desplazaba velozmente desorientando a sus contrincantes. No se sabía si iba o venía. Un genio. Muchas veces los jueces de raya lo agarraban de punto. Era el primero en poner la cara en la barrera. Hasta tuvo su etapa internacional cuando fue contratado para jugar en Brasil. Fue ídolo del Culo-Culo de Camboriú. Siempre cuenta la anécdota inolvidable de la final del campeonato cuando hizo el gol de la victoria a los 90 minutos con una palomita impresionante. Pero se sintió menospreciado cuando la prensa dijo que lo hizo "de culo nomás". Ahí se deprimió y decidió su retiro. Hoy, con más de 90 años, juega a la taba en la plaza, y así, entre culo y suerte pasa sus días.
En la primera foto vemos al tío Miguel como vendedor ambulante de supositorios, y en la otra se lo ve junto a su amigo Carlitos Gardel en un momento trascendental de sus vidas: haciendo la cola para comprar kerosene.

lunes, 14 de enero de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA (II)



Muchos amigos me insisten pidiéndome que continúe con el álbum de mi familia. No me apuren muchachos, no quiero arriesgarme, porque si me rompo el traste trabajando pierdo la identidad, y ahí se termina todo. Así que despacio. Hoy me voy a ocupar de hacerles conocer a la tía Mirta. La más extrovertida de la familia. De chica no era así. Tuvo diversos problemas psicológicos, como los tuvimos todos, derivados de su aspecto, que provocaba la burla de sus compañeros de colegio. Fue muy retraída y callada. Sus primeras palabras se las sacamos recién a los 4 años con enema. Inevitablemente la familia tuvo que tratarla con una fonoaudióloga que la ayudó mucho. A los 10 años ya vocalizaba perfectamente con el intestino grueso. El cambio fue milagroso. Llegó a integrar el coro del renombrado colegio privado al que concurría, el High Sculos de San Isidro. Al tacto se notaba la excelencia de sus cuerdas vocales. Una maravilla ahí en el centro de su cara, se diría un paladar negro. Hasta llegó a presentar un demo ("Cantando sobre el bidet") a una grabadora con 20 temas que compuso especialmente rompiéndose el traste, pero se lo rechazaron con la sencilla respuesta de que eran temas pedorros.
Pero no se dio por vencida y siguió poniéndole la cara a la adversidad, y cuando se preparaba para debutar como cantante lírica, un exceso de chimichurri y ajíes le irritó para siempre su preciada garganta y pasó a ser una frustrada más de la familia.
Ahora la escuchamos cantar en el baño y siempre le pedimos otra. Sus gases respetan siempre la fonética académica con que se formó, aunque en períodos de estreñimiento se ve obligada a usar el lenguaje de señas. Ella es muy complaciente con nosotros y trata de hacer maravillas. Un día tuvimos que internarla por una sobredosis de supositorios de glicerina.
La tía Mirta recuerda siempre a su único novio, (un muchacho de Elortondo) y la manera en que lo perdió. Habían ido al cine a ver una película romántica, ella, la más sensible de la familia, no pudo evitar derramar un chorro de lágrimas. Enamorado y romántico, su novio se las bebía cariñosamente. Cuando se dio cuenta que era colitis se terminó todo para siempre.
Actualmente la tía se dedica a vender cremas antihemorroidales para Avon.
En una de las fotos aparece con algunos de sus compañeros de escuela primaria (al fondo a la derecha), y en la otra en su época de cantante lírica.

sábado, 12 de enero de 2008

¡SEÑALAMOS EL CAMINO!


Así es. Ya no se trata de un modesto periódico del interior del país. En este caso hablamos de la prestigiosa revista "Noticias" de la Capital Federal que se cuelga de nuestros glúteos. Pero señalamos con beneplácito esta coincidencia que nos une con un mismo agudo sentido de la observación.

Fuimos pioneros y no estamos solos. Aceptamos y seguiremos siempre expuestos y abiertos para recibir este tipo de adhesiones a nuestro estilo. Estamos como el traste pero vamos bien.

A continuar entonces llevando la frente alta y luciendo con orgullo nuestra raya editorial, cuya coherencia reafirmamos subiendo esta imagen escaneada como el culo.

El sacro unido jamás será vencido...

lunes, 7 de enero de 2008

¿ME VIERON LA CARA USTEDES?


Sí, a ustedes de El Colono (de Esperanza, Sta Fe) que se mandaron esta copia alevosa. ¿Me vieron la cara? Uno se rompe el traste pensando, se pela la frente para que ustedes impunemente ataquen por la retaguardia y se roben el producto de mi esfuerzo. ¿Por qué no se sacrifican, eh? Como yo que estuve haciendo de todo para sacar una idea y hasta me pasé dándole al yogur para superar mi tránsito lento hacia la evacuación de una idea. Muchachos: prueben dibujar con la mano, porque con el pie no les sale bien. Y no confundan cara de orto con cara de gil, que si bien es casi lo mismo, yo la llevo con altura y bien limpia.

Y ahora me saco la careta, tiro la cadena y te hablo a vos, autor material de este atropello:

No te conozco, pero supongo que serás un joven que está tratando de llevar adelante la vocación del humor.
Con esta consideración como punto de partida y sin ánimo de agredirte ni de demandarte alguna explicación, quisiera hacerte llegar estas líneas. Con la mejor intención...de colega a colega.
Tengo ante mí un ejemplar de El Colono del 3 de abril de 2007. Allí se publica una copia bastante desafortunada de un trabajo mío que ya fue publicado hace varios años en algunos medios de Buenos Aires (Revista Humor, Pág12, entre otros). Aunque el texto ha sido cambiado y los trazos adolecen de imperfecciones, se advierte claramente la intención de la copia.
En este momento quiero dejar pasar por alto lo que a mí me afecta esta conducta tuya, para hacerte notar que estás eligiendo un camino equivocado si es que quieres progresar en esta profesión. El daño cae sobre vos y esto puede marcarte e impedirte llegar. Por este motivo me permito aconsejarte para que trates de lograr tu estilo propio. Asignale a tus trabajos el valor de tu esfuerzo. Que sean tu marca que te va a mostrar como persona. Que cada parte de tu dibujo lleve tu personalidad, de tal manera que cuando alguien lo vea reconozca que es de tu autoría (tal como sucedió con este dibujo, que lo vio una persona y al reconocer mi estilo me lo hizo llegar).
Nada se consigue sin esfuerzo, y la ética es un valor imprescindible, sobre todo si se trata de hacer humor político.
Estás llegando a muchas personas y lo tuyo debe ser creíble desde todo punto de vista. No te equivoques desde lo fundamental. Ese espacio que te dan es una tribuna y debieras sentirte satisfecho si dejas allí tu arte y tu ejemplo.
Sin conocerte, como un amigo, quisiera que estas palabras te hagan reflexionar y te ayuden.
Nada más.

sábado, 5 de enero de 2008

EL ALBUM DE LA FAMILIA



Muchos se interesaron por saber más detalles de mi familia. Quieren conocer sus rostros y sus historias de vida. Yo necesitaría muchas páginas hablando "a calzón quitado" para dejar una idea precisa de cada integrante.
Hoy comenzaré introduciéndome respetuosamente en los anales de nuestra familia, para presentarles a mi abuelo Esculapio. Un ser excepcional. Un hombre que supo dar la cara; que empezó desde abajo, digamos desde el medio, y pasó gallardamente con la frente alta por la vida. Su brillo inteligente imponía respeto.

En esta foto me sostiene en sus brazos. Recién habíamos llegado del Hospital Santa Lucía. Fue cuando casi pierdo la vista. Estuve internado por una conjuntivitis aguda, provocada por un exceso de talco.
Mi abuelo era muy culto. Dicen que en principio pensaba dedicarse a la pintura, pero predominaba en él la rigidez de la autocrítica. Decía que los retratos le salían como el traste y abrumado decidió abandonar el arte.
Entró en una etapa depresiva y hasta intentó suicidarse. Para ello, (siempre creativo el viejo) inventó un método con influencias orientales que llamó "Kaga-kiri". Nos quería hacer una demostración práctica y definitiva. La familia discutió mucho ese tema y lo convencieron, diciéndole que pensara en ellos; que ellos tenían derecho a opinar y velar por su vida; que iban a debatir el asunto del suicidio y luego votar para demostrarle el cariño que le tenían. Finalmente por un voto triunfó la opción de permitirle seguir viviendo. Por suerte nos devolvieron la plata del nicho.
Vivió algunos años más, hasta que empezó a apagarse de a poco. Sus últimas palabras fueron apenas una diarrea ininteligible. Luego, cuando cagó fuego, nos pusimos muy tristes. Siempre lo recuerdo el día de su velatorio; lucía impecable, bien depiladito y con la raya al medio.

Yo sé que desde algún lugar del cielo nos mira, y llegará el día en que desde su vientre santo nos dejará caer la consistencia de sus bendiciones.

martes, 1 de enero de 2008

FIESTAS EN FAMILIA


La imagen infaltable. La familia unida con la felicidad marcada en la cara. Cada uno reflejando su alma. Una reunión inolvidable, con mucho ruido pero sin pasarnos de la raya.

La abuela, que tiene más de 80 años se atragantó con un hueso de cordero y a los pedos tuvimos que llevarla al proctólogo.

La tía Emilia, en un ataque incontenible de risa, con las lágrimas rodando por sus cachetes, no pudo cerrar la boca y al final nos cagó el mantel.
Nunca podemos evitar que el tío Juan Carlos, que tiene hemorroides, salga en las fotos con los ojos rojos.

Este año le prohibimos las gaseosas a la tía Juana, porque cada vez que se mandaba uno de sus eructos todos decían "yo no fui" y salían corriendo a abrir las ventanas.
A la medianoche brindamos y nos tiramos algunos petardos.

Al otro día, bien temprano, seguimos la reunión luego de refrescarnos la cara en el bidet, y como todos los años, empezamos una mateada interminable. Eso sí: limpiando siempre la bombilla...